Unas impresiones sobre Fedora 21 Workstation

Unas impresiones sobre Fedora 21 Workstation

Fedora sigue su camino como una pieza clave en el desarrollo de Red Hat, incorporando tecnologías nuevas que se van depurando y que años más tarde acaban en Red Hat Enterprise Linux. La última versión, la 21, trajo una serie de cambios a través de la iniciativa Fedora.Next, que os explicamos hace un tiempo. Ahora tenemos los frutos de todo aquello, muchos de ellos estructurales, y es que la distribución que nos ocupa ha pasado por un severo proceso de transformación, distribuyéndose ahora bajo tres ramas separadas con distintos propósitos, Cloud, Server y Workstation. Hay otra rama más, Base, que solo se encarga de los componentes básicos del sistema operativo y de la cual no se distribuye ninguna ISO. Además en la web también se puede encontrar imágenes ISO para otros propósitos, cambiando la filosofía de un DVD que lo incorporaba todo a una serie de ediciones para propósitos concretos.

Después de explicar de forma resumida la actual situación de Fedora, voy a detallar una serie de impresiones que me ha dado la versión Workstation, que es la que está destinada a su uso como desktop, y que no es otra cosa que un medio live que solo incorpora GNOME Shell como entorno de escritorio, así que los que quieran usar alguno alternativo tendrán que echar mano de los llamados spins, que son versiones live de Fedora con otros entornos de escritorio, entre los que se encuentran KDE, LXDE, MATE y XFCE. El ordenador empleado ha sido un MSI MS-N014, un netbook con unas características bastante pobres, aunque hay que tener en cuenta que en el mío el disco duro ha sido sustituido por un SSD.

Fedora jamás fue una distribución muy amigable con ese ordenador, si conseguía instalar el sistema, siempre me encontraba con un GNOME Shell que arrastraba sobre el chip gráfico, por no hablar de unas actualizaciones de kernel que hacían que la Wi-Fi dejara de funcionar. Sin embargo parece que la nueva estructura de la distribución le ha venido bastante bien, ya que estamos ante la versión de Fedora mejor optimizada que haya conocido, con un GNOME Shell que si bien queda lejos de volar, si tiene una fluidez aceptable, al igual que el resto del sistema, incluso con SeLinux activado.

Cuando se inicia Fedora por primera vez descubrimos el wallpaper por defecto. En esta ocasión tengo que reconocer que la imagen elegida me ha gustado bastante, siendo sencilla y agradable de ver, con distintos tonos de azul, el color identificativo de esta distribución.

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Fedora es posiblemente lo más parecido a GNOME OS que existe, y sin duda la distribución comunitaria de Red Hat es idónea para seguir la evolución de GNOME Shell, que insiste en su intención de ofrecer una interfaz convergente sencilla de utilizar. Las ventanas se maximizan haciendo doble clic sobre la barra del título y la parte de Actividades es la que concentra todo lo relacionado con las aplicaciones, mientras que para acceder al área de notificación solo hay que arrastrar el cursor del ratón hacia abajo, una vez que esté colocado en la parte inferior de la pantalla.

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El desempeño de GNOME Shell sobre este discreto ordenador es algo digno de alabanza, además se adapta perfectamente a la altura de resolución, que es de tan solo 600 píxeles. Ahora todo es un poco más “elástico” y las propiedades de los ficheros y carpetas, que han visto reducido su tamaño, caben perfectamente, pudiendo cerrarlas con el cursor del ratón, mientras que en versiones anteriores de GNOME Shell (no me refiero a todas las versiones anteriores a Fedora 21) tenía que hacerlo a golpe de teclado, aunque esta última herramienta sigue siendo imprescindible si se quiere trabajar más rápido con este entorno.

Unas impresiones sobre Fedora 21 Workstation

GNOME Shell también destaca por su sencillez de configuración, ofreciendo pocas opciones, pero bastante funcionales. El usuario podrá identificar y entender muchas opciones con un simple vistazo, y es que a pesar de que el cambio de paradigma en el escritorio puede ser traumático, una vez dominado da bastante de si, aunque sigue sin parecerme un entorno hecho para densos flujos de trabajo, con una decena de ventanas a la vez en funcionamiento.

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A pesar de estar “recién sacado del horno”, Fedora 21 se muestra como un sistema bastante estable, al menos hasta el momento no he tenido ninguna caída en las aplicaciones que suelo usar en este ordenador, que son Firefox, Google Chrome, Files (Nautilus), Eye Of GNOME, LibreOffice Writer y Gimp.

Lo no tan bueno

Aunque Fedora 21 muestra un buen desempeño en un ordenador poco potente, no todo es oro lo que reluce en la última entrega del sistema operativo comunitario de Red Hat.

Por un lado está la tienda de aplicaciones, que a pesar de tener una interfaz limpia, no funciona todo lo bien que debería, ya que a veces el buscador no funciona correctamente, sobre todo cuando se trata de buscar software que no está en los repositorios oficiales de Fedora, no pudiendo encontrar por ejemplo Steam, que está en los repositorios de RPMFusion. El apartado de software instalado no muestra las aplicaciones instaladas desde repositorios no oficiales, lo que puede llevar a la confusión, y la sección de actualizaciones tampoco es que vaya como debería, ya que el proceso de búsqueda puede no terminar nunca, no habiendo encontrado el software a actualizar después de horas.

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Debido a todos estos problemas he decidido usar Yum Extender (paquete yumex) para la gestión de paquetes y aplicaciones, que tiene una interfaz anticuada y no es tan amigable como la tienda de aplicaciones, pero al menos funciona correctamente.

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También cabe mencionar que Fedora sigue sin ser muy amigable con Samba (una vez más, no estoy comparando con Fedora 20), aunque a su favor hay que decir que ha mejorado en este aspecto. Al menos los recursos compartidos se ven desde Windows 8, aunque fuerza a crear un usuario de Samba para poder acceder, además de que el paquete nautilus-share no está, obligando a usar System Config Samba, cuyo uso ya describimos en el tutorial sobre la configuración de Samba en Ubuntu.

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Conclusión

A pesar de la gran transformación que ha tenido Fedora a nivel estructural, sigue siendo ella misma, con las virtudes e inconvenientes de siempre. Por un lado tenemos un sistema operativo que “calza” lo último en el mundo de GNU/Linux, mostrando una gran rendimiento la mayoría de las veces. Por contra, su filosofía experimental y enfocada a ser el sistema de desarrollo de Red Hat hacen que muchas versiones no vayan todo lo bien que deberían, cosa que le ha valido duras críticas hace tiempo por parte de un representativo ex empleado, Alan Cox.




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