Mi motivación para hackear fue siempre el reto intelectual, la seducción de la aventura y, lo más importante , la búsqueda del conocimiento […] Yo simplemente quería aprenderlo todo.
Desde mi punto de vista, pequeño si lo quieren ver así, esas palabras encierran la defición del verdadero hacker. Nada tienen que ver con conocer las combinaciones de todos los comandos Unix, ni la programación de un módulo superespecializado del kernel Linux, por supuesto, tampoco el diseño del virus informático más esquivo y contagioso; vamos, que ser hacker va más allá de ser criptógrafo, doctor en ciencias, niño genio, o estereotipo vivo de ropa negra, ojeras, anti social que consigue un Access Granted cada que le viene en gana. El hacking es actitud. Ésa actitud.
En ese sentido, creo que Leonardo da Vinci tenía las mismas motivaciones: aprenderlo todo. Su trabajo refleja genialdad artística e ingenieril, una voluntad inquebrantable para conseguir la perfección al tiempo que satisfacía una curiosidad incomparable. Ésta fue su lucha diaria; su aliciente para existir. Es más, si hay que nombrar un hacker máximo, me parece que ese debe ser da Vinci.
Volviendo con Mitnick, sabemos que disfruta de una vida tranquila y exitosa, alegrada por una fama que los años han vuelto romántica, lejos de los caminos subterráneos de sus inicios, pero feliz de recibir un buen sueldo por hacer exactamente lo mismo: vulnerar sistemas —sólo que esta vez a petición de sus dueños.
Mi recomendación es tomar las palabras de Mitnick como catalizadores para crecer en el trabajo, la escuela, el auto aprendizaje. Ya sea porque eres programador, profesor, político, hacktivista, estudiante, periodista, diseñador, escritor, cómico, padre o madre, lo que sea que eres o quieras llegar ser, hacker o no, el nombre es lo de menos:
busca el reto intelectual;
déjate seducir por la experimentación, como si de una aventura se tratara, porque lo es;
disfruta de equivocarte y volver a empezar;
busca el conocimiento, el placentero y socrático acto de querer aprenderlo todo aceptando que no sabes nada;
sorpresa: no esperes nada a cambio, que de por sí el camino merece mucho la pena ser andado.
Via: tecnofrog