La mayor dificultad que tenemos para aprovechar la potencia de Linux, si queremos nosotros crear una red, una intranet, un servidor de Internet, etc (porque aprovecharla, lo hacemos sin darnos cuenta cuando nos conectamos al servidor de la mayoría de las Universidades, o al Ministerio de Educación de la Nación, o a InterCol, por poner ejemplos) es que no es un sistema operativo fácil de instalar, configurar y poner a punto (Usarlo y mantenerlo es mucho más fácil). Pero no debe pensarse que sólo es para privilegiados o gurúes, o ni que se necesitan conocimientos avanzados de programación.
Pero detengámonos un momento en un punto muchas veces mencionado, pero no analizado a fondo: su historia. Porque en la historia está la clave para abordarlo. Si entendemos su filosofía, sus criterios, su lógica, nos resultará mucho más fácil enfrentar cientos de nombres raros, comandos y archivos. Pero no la historia de Linux, sino la historia de Unix. Pensemos por un momento que cuando se creó Unix, allá por 1969, no existía ninguna de las computadoras que conocemos nosotros, ni siquiera la vieja xt: no existían las computadoras personales ni los monitores ni teclados que usamos hoy, que nacerían diez años después.
Obviamente tampoco existía el DOS, y mucho menos el Windows. ¿Y cómo es posible que un sistema operativo que se inventó en aquel entonces hoy sea considerado el mejor sistema operativo del mundo? ¿Cómo es que no se ha vuelto obsoleto como se han vuelto caducos sistemas operativos que han nacido muy posteriormente a él.?