En mi primer trabajo tuve muchísimo tiempo libre. Al principio por estar en la típica situación del junior al que nadie le da bola y después porque dejaron de pagar los sueldos y se decretó una especie de «huelga virtual» : íbamos a la oficina pero no hacíamos nada.
Así que me pasaba 8 horas al día delante de mi terminal Unix (era una espectacular SUN workstation, con monitor de 25 pulgadas, nada mal eh), sin nada para hacer. De puro aburrido, me puse a mirar scripts, a probar comandos, distintos shells, a leer páginas del man y, para cuando se terminó de ir la empresa al tacho, había aprendido bastantes cosas nuevas.
¿Qué pasaría si estuviera en la misma situación ahora? Creo que aún con lo que me gusta mi trabajo no le dedicaría la misma cantidad de tiempo a aprender que en esa época y el principal motivo de esto es que actualmente hay muchas más distracciones disponibles que en mis viejas terminales VT100.
De hecho, hace un tiempo que me venía molestando el tiempo que le estaba dedicando a algunos sitios web, tiempo que sin ser para nada excesivo me parecía que podia dedicar a otras actividades (no necesariamente trabajo: leer un libro, escribir artículos para este blog, etc.). Por lo tanto, decidí implementar una idea que había encontrado varias veces: bloquear esos sitios.
La solución técnica es sencilla: hay que tomar el archivo hosts (qué en Linux se encuentra en /etc y en Windows en \WINDOWS\system32\drivers\etc ) y agregarle líneas del estilo:
0.0.0.0 ole.com www.ole.com www.ole.com.ar
De esta manera, el sitio quedará bloqueado y no podremos acceder más. Por supuesto que así como bloqueamos el sitio podemos desbloquearlo, pero lo importante es que esto exige una acción de nuestra parte y por lo tanto una decisión consciente: ¿quiero ir a leer que dice Carusso Lombardi o prefiero hacer otra cosa?
Adicionalmente, podemos redireccionar los sitios a una lista de cosas para hace, como para que las alternativas a Carusso sean mas claras.
Una cosa más: creo que esto es una excelente idea cuando podemos tomar por nosotros mismos la decisión de hacerlo o no. En cambio, si como jefes bloqueamos el acceso de nuestra gente a cargo estamos dando un mensaje de desconfianza total y además incentivando la búsqueda de maneras de burlar nuestros controles (recuerdo haber escrito un script Perl que cambiaba 12 veces mi password, para burlar una directiva de seguridad que me prohibía reutilizar las últimas 12 passwords, otra vez instalamos servidores proxies para salir a internet sin ser detectados y muchas otras mas que no podemos comentar porque todavía no prescribieron).
Por ultimo, quizás podemos parecer pesados de tanto insistir en administrar de una manera mas productiva nuestros tiempos, o dicho de otra manera de cuanto insistimos en dejar de pavear y perder el tiempo. Bueno, si, es verdad, lo somos.
El problema es que muchas veces nos encontramos diciendo «No tengo tiempo», «No me alcanza el tiempo», «Estoy hasta las manos y no me queda tiempo», cuando en realidad siempre tenemos la misma cantidad: Cada día tenemos 24 horas. El modo en que decidamos como utilizarlo, ahí esta la diferencia.