Un estudio de la Universidad de Melbourne lleva la contraria al análisis extremadamente simplista de Morse sobre la productividad de los trabajadores en relación con el uso de redes sociales: mientras el estudio de Morse se limitaba a multiplicar horas de uso por sueldo medio de un trabajador y a generar una cifra efectista para los titulares, el de la Universidad de Melbourne mide datos de productividad sobre una base de trescientos trabajadores de los que un 70% llevan habitualmente a cabo lo que se denomina WILB (“Workplace Internet Leisure Browsing” o navegación de Internet en el tiempo libre del lugar de trabajo), y concluye que un tiempo de hasta aproximadamente el 20% invertido en utilizar Internet para propósitos ajenos al trabajo mejora la productividad hasta en un 9%.
La razón para esta mejora de productividad es simple y conocida: pequeñas pausas en el trabajo ayudan a mejorar la concentración.
Los pequeños descansos mentales resultantes de cuestiones como refrescar la página en tu red social, actualizar Twitter, charlar un rato en mensajería instantánea, leer el periódico, ver un vídeo o hacer una compra permiten al cerebro descansar brevemente de su tarea habitual y volver a ella con concentración renovada.
Por supuesto, todo tiene sus límites: una cosa es el uso, y otra el abuso. Y en este caso, es importante advertir un tema interesante: el uso de redes sociales, en la mayoría de los casos, no es exclusivo. Un trabajador abre una ventana en su red social, la deja abierta en segundo plano, y simplemente acude a ella cada cierto tiempo y la refresca para ver si hay algo nuevo, a modo de “ventana al mundo”.
Esas pausas, simplemente, le permiten mantenerse enterado de lo que pasa a su alrededor, más conectado con su mundo y sus amigos.
La ubicuidad de las redes sociales y su importancia cada vez mayor en la vida de las personas produce un efecto interesante: las empresas gastan dinero en software y procedimientos para impedir el acceso de sus trabajadores a sitios como Facebook, y lo que consiguen en realidad con ello son trabajadores más desmotivados, que ven como se les impide el acceso a una conexión importante en sus vidas, y que les lleva a relaciones profesionales basadas en la desconfianza y la represión, en las que predomina un escaso compromiso.
Fuente: ListinDiario