Mientras me instalo Openoffice en la nueva Debian os cuento.
Anoche dejé instaladas unas cuantas aplicaciones para la línea de comandos, es decir modo texto desde la consola.
Aplicaciones.
- Editor de texto plano –> vi (por supuesto). Viene con todos los Linux/UNIX
- Un gestor de ficheros sencillo y potente –> mc, Midnight Commander.
- Navegador web (si en modo texto) –> Links. Increíble lo que ha mejorado esto. Casi te puedes hacer una idea de como es la página «de verdad».
- Cliente de correo electrónico –> Mutt. Más potente y sencillo de usar que «mail».
Ventajas:
- Que no tienen dependencias de otras librerías o muy pocas.
- Son de unos pocos Kb algunos no llegan a las tres cifras y una vez ejecutándose apenas consumen CPU. Su ejecución es inmediata, sin esperas.
- Y lo más importante de todo, son ejecutables desde la línea de comandos. Por tanto muy útiles a la hora de instalarlo en máquinas con muy pocos recursos o bien en máquinas que no tienen instalado un entorno de escritorio gráfico, como puede ser el caso de servidores en empresas en los que cada ciclo de CPU al fin y al cabo cuesta dinero.
Inconvenientes:
- Su uso puede resultar incómodo para usuarios acostumbrados a los entornos de escritorio gráficos como KDE, Gnome o Windows.
- La estética tampoco es su punto fuerte. De hecho los colores de algunas aplicaciones están escogidos por su funcionalidad no por su estética, aunque todos son configurables.
Conclusiones:
- Son herramientas muy útiles para el administrador de sistemas que tiene que acceder en remoto a una shell de línea de comandos (CLI).
- Para el usuario que quiere tener controlado lo que su ordenador hace en cada momento y aprender «todo lo que hay por debajo».
Lo dicho, son unas cuantas herramienta muy conocidas y útiles, quedan muchas otras. Lo bueno de Linux/Unix es que cada herramienta hace única y exclusivamente lo que tiene que hacer, o al menos esa era la idea original 🙂