Estos tres términos, software libre, economía y ecología, poco parecen tener en común. El software libre es algo de la era moderna, de la rama de las nuevas tecnologías y toda una revolución del pensamiento en cuanto a su filosofía, ética y moral. La economía es algo que ya viene de lejos, desde que el dinero está en nuestras vidas y que ahora estamos viendo como nos ha llevado a una crisis mundial.
En cuanto a la ecología, se trata también de un pensamiento bastante contemporáneo y surge cuando el ser humano empieza a preocuparse del medio que lo rodea, en vez de destruirlo sin más como se había estado haciendo en el pasado. El hombre, desde que desarrolló la agricultura, ha estado destruyendo la naturaleza, pero nunca a pasos tan agigantados como en la era industrial.Si os fijáis, los tres términos son el inicio de una nueva era, la ruptura de viejas creencias o modos de vida. Por un lado el software libre rompe con las patentes y el poder de las grandes corporaciones. Mientras que la economía es una ciencia social que estudia como extraer, producir y consumir los bienes y servicios para obtener beneficios, terminando con la era del trueque y actualmente basada en una moneda de papel y metal.
Por último la ecología también rompe el pensamiento descartesiano y el desprecio al medio ambiente de muchos, abogando por un mundo más limpio y mejor para dejar a las nuevas generaciones y para nosotros mismos. Pocos se creen la premisa de que si “la naturaleza no existe, tú tampoco” y optan por un egoísmo en el que solo vale el ahora sin pensar en nada más que no sea el dinero.
Pues bien, hechas estas reflexiones, decir que empelar software libre nos lleva a respetar los otros dos términos. Por ello están altamente ligados. La creación y uso de software libre hace que compartamos y aprovechemos mejor el conocimiento colectivo, ayudando a la sostenibilidad en la era del conocimiento.
El modelo de desarrollo de código abierto es efectivo y ahorra millones en licencias, dejando ese ahorro para invertir en otros sectores prioritarios. Frente al software más industrial y cerrado, que cada vez demanda más y más recursos en pos de beneficiar a la industria del hardware y al consumo, sin ser realmente necesario en muchos casos, el software libre necesita normalmente de menos de estos recursos, alargando la vida de los equipos y aprovechando hardware antiguo. También reduce el consumo energético por su eficiencia, respetando el medio ambiente, y evita mayores vertidos de basura electrónica alargando los ciclos de utilidad de los productos o permitiendo reciclar otros muchos. ¿Y cuánto nos cuesta hacer esto? Nada, porque es gratuito…
El artículo Software libre, economía y ecología ha sido originalmente publicado en Linux Adictos.